Pese a la recesión económica de 2007-2009, y a la creciente escalada de imposiciones inmigratorias y control fronterizo tanto en Estados Unidos como en México a lo largo de la última década, la migración no autorizada desde el Triángulo Norte de Centroamérica (TNCA, i.e., El Salvador, Guatemala y Honduras) ha persistido. A la luz de este panorama histórico y demográfico, ofrecemos un conjunto de recomendaciones básicas de política pública para la gestión de los distintos flujos migratorios, la adquisición de nueva información y el desarrollo de agendas de investigación que contribuyan a comprender mejor los determinantes del fenómeno y a predecir su tendencia.
La migración no es un proceso lineal y progresivo. Los migrantes ajustan estrategias y cambian planes de acuerdo a las barreras y oportunidades que van encontrado durante su camino, en un proceso lleno de matices. Así, un lugar de tránsito puede convertirse en un sitio de destino y una estancia temporal puede volverse permanente. Presentamos el caso de hondureños cuyo plan original era o sigue siendo llegar a Estados Unidos, situados en dos puntos clave de la ruta migratoria: los estados de Chiapas y Veracruz.
El volumen de migrantes centroamericanos en tránsito irregular por México hacia Estados Unidos, provenientes principalmente de Guatemala, Honduras y El Salvador —el denominado Triángulo Norte de Centroamérica (TNCA)— se ha elevado considerablemente en los últimos tres años, hasta llegar a unos 392 mil desplazamientos en 2014, muy cerca de su máximo histórico alcanzado en 2005. El flujo actual casi triplica su promedio anual entre 2008 y 2011, que fluctuaba alrededor de los 135 mil eventos por año.